Titulitis
Sartre se "burlaba" de Camus porque éste último no había podido terminar sus estudios de filosofía. Eso fue cuando rompieron su amistad después de que Camus abandonara el Partido Comunista. Y eso ha sido lo último que me faltaba para tomarle asco a Sartre (al que ya tenía bien enfilado). Camus, gran escritor francés de sobra conocido, era un becario, un hombre que salió de la nada. Nacido en Argelia, huerfano de padre desde bebé y con una madre limitada (era medio sorda y analfabeta) Camus se crió en la más absoluta de las miserias.
Gracias a un educador, que percibió en él una sensibilidad e inteligencia fuera de lo común, Camus pudo ir a estudiar a Paris, donde se ganaba al mismo tiempo la vida trabajando como periodista. Enfermo de tuberculosis desde niño y con una familia a su cargo, Camús hizo lo que pudo, pero no pudo terminar la carrera de filosofía porque lo rechazaron dos veces en el exámen médico a causa de su enfermedad.
¿Y qué? De verdad que no puedo entender la titulitis estúpida de Sartre. Y además, conociendo como conocía las causas de que se le negara a Camus esa posibilidad. Como si un título significara en realidad algo. ¿Cuánta gente sale de las universidades por haberse empollado un montón de asignaturas igual que a los patos los ceban para engordarles el hígado? De los que terminaron conmigo la mayoría no tenía ningún interés en lo que había estudiado y lo hacían por tener un título y que sus padres estuvieran orgullosos. Y ahora veo más de lo mismo. Gente que engulle datos y datos sin pararse a analizarlos, sin un punto crítico.
Y esa estúpida mezquindad de los títulos es algo que encuentro por todos lados. Y sin embargo, entre las personas más interesantes, de las que más he aprendido, hay muchas sin título. Recuerdo a J., peruano, superviviente nato, con una inteligencia aguda, de esas que te hacen pensar, pararte a reflexionar. Hablaba mucho con él. Un tipo que salió de la más absoluta de las miserias, de los suburbios de Lima. Me decía que él no supo nunca lo que era bañarse en el mar, (y eso que vivía en una chabola en la playa) hasta que fue a las Islas Canarias a un hotel, ya como europeo nacionalizado. Y es que si se bañaban se quedaban llenos de sal, y no tenían agua dulce para ducharse.
Este hombre, "inmoral", (sí, un auténtico bicho para hacer negocios) podía hacer todas las trampas habidas y por haber, pero se trajo a su familia de allí y luego, al casarse con una europea, adoptó cinco niños peruanos a los que les dió un futuro. No tenía título y no creo que lo tenga nunca.
Creo que le estoy tomando a Sartre una inquina considerable. Pero en fin, ya sé que no es importante. Al fin y al cabo, Sartre no me sirve como detergente para la lavadora ni me riega las plantas, por lo que no me debo preocupar.
Gracias a un educador, que percibió en él una sensibilidad e inteligencia fuera de lo común, Camus pudo ir a estudiar a Paris, donde se ganaba al mismo tiempo la vida trabajando como periodista. Enfermo de tuberculosis desde niño y con una familia a su cargo, Camús hizo lo que pudo, pero no pudo terminar la carrera de filosofía porque lo rechazaron dos veces en el exámen médico a causa de su enfermedad.
¿Y qué? De verdad que no puedo entender la titulitis estúpida de Sartre. Y además, conociendo como conocía las causas de que se le negara a Camus esa posibilidad. Como si un título significara en realidad algo. ¿Cuánta gente sale de las universidades por haberse empollado un montón de asignaturas igual que a los patos los ceban para engordarles el hígado? De los que terminaron conmigo la mayoría no tenía ningún interés en lo que había estudiado y lo hacían por tener un título y que sus padres estuvieran orgullosos. Y ahora veo más de lo mismo. Gente que engulle datos y datos sin pararse a analizarlos, sin un punto crítico.
Y esa estúpida mezquindad de los títulos es algo que encuentro por todos lados. Y sin embargo, entre las personas más interesantes, de las que más he aprendido, hay muchas sin título. Recuerdo a J., peruano, superviviente nato, con una inteligencia aguda, de esas que te hacen pensar, pararte a reflexionar. Hablaba mucho con él. Un tipo que salió de la más absoluta de las miserias, de los suburbios de Lima. Me decía que él no supo nunca lo que era bañarse en el mar, (y eso que vivía en una chabola en la playa) hasta que fue a las Islas Canarias a un hotel, ya como europeo nacionalizado. Y es que si se bañaban se quedaban llenos de sal, y no tenían agua dulce para ducharse.
Este hombre, "inmoral", (sí, un auténtico bicho para hacer negocios) podía hacer todas las trampas habidas y por haber, pero se trajo a su familia de allí y luego, al casarse con una europea, adoptó cinco niños peruanos a los que les dió un futuro. No tenía título y no creo que lo tenga nunca.
Creo que le estoy tomando a Sartre una inquina considerable. Pero en fin, ya sé que no es importante. Al fin y al cabo, Sartre no me sirve como detergente para la lavadora ni me riega las plantas, por lo que no me debo preocupar.
13 comentarios
parapo -
parapo -
seamos cínicas -
Esstupenda -
Era un anarquista que pasaba sus vacaciones en un convento, cisterciense creo.
Leer a los 13 años el extranjero, jajajaja, pues qué quieres que te diga, jajajaja, poco quedó.
Bueno, quedó la sensación de paz consigo mismo de Mersault ante su ejecución y su amor por la vida. En realidad mucho.
Tarado, me dejas "ojoplática", no por tus estudios, sino por tu voluntad. Y por lo bien que te expresas.
He tenido compañeros de Filosofía y Letras que jamás han leído un libro, y supongo que siguen aún en estado virginal, no tenían mu buena pinta que digamos.
La sabiduría es otra cosa y he conocido a gente sabia muy distinta, todos tenían en común la humildad, cosa que está reñida con la titulitis, y por supuesto con J.P. Sartre.
seamos cínicas -
seamos cínicas -
Zaho, Sartre era un horror. Además tenía una voz espantosa. En fin, lo que hace la labia, la indiferencia, su frialdad reconocida y la leyenda. Llegó a tener un harén.
Tari, de acuerdo contigo.
seamos cínicas -
El caso es que Neruda aprovechó al máximo su condición de cónsul de Chile en La India (abuso de poder). Le gustaban mucho las mujeres y lo de esa mujer paria fue una violación.
A los quince años buscas ídolos. Me habían hablado tan bien de Neruda que yo quería admirarlo, claro. Pero se cayó bien pronto del pedestal.
seamos cínicas -
Bambi, lo del instinto de supervivencia es algo fundamental. Me ha gustado tu reflexión. Yo creo algo parecido, por eso no considero que el narcisismo, en sí, sea malo. Es una parte más, que desarrollada en exceso puede resultar perjudicial por el distanciamiento de la realidad, pero usada bien da seguridad en uno mismo. Y la seguridad en uno mismo es necesaria para sobrevivir.
Es cierto que esos comportamientos despectivos están muy generalizados. El comportamiento despectivo es algo bastante habitual en muchos ámbitos como forma de subir la autoestima del que desprecia. Por eso hablaba yo del enorme servicio social que hacemos las frívolas a la sociedad. Me siento como Teresa de Calcuta, más o menos.
tarado -
tarado -
Total, lo que quiero decir es que yo llevo siete años sacándome la licenciatura en filosofía y currando desde los dieciséis. ¿He sido vago? POr supuesto, me daba pereza estudiar por muchos motivos, a veces porque después de doce horas cargando camiones o limpiando los suelos de una fábrica de helados o montando stands en ifema no queda mucho cuerpo y esto obliga a la cabeza a dormirse, otras veces porque los planes de estudio me parecían elementos de un aprendizaje imposible (es decir, si quieres meterte todo eso en la cabeza tienes que memorizarlo, porque es mucho más rápido que comprenderlo y asimilarlo, pero de ahí a aprender...) y otras veces porque, simplemente, me apetecía otra cosa. El título de licenciado en filosofía no me va a conceder una inteligencia conspicua y preclara en un "chas" en el momento en el que me den el papel. Así, la verdad es que parece algo bastante indiferente. Muchos de mis compañeros (los que empezaron conmigo) están licenciados hace tres años, y ahora mismo no tienen ni puñetera idea de filosofía. Engrosan las listas de dependientes de tiendas, empleados de rrhh, administrativos...
Aprendieron rápido y olvidaron deprisa.
Zahorí -
Y Sócrates tampoco tenía ningún título, fíjate. Incluso era analfabeto, asinquecualo...
Bambolia -
Lo que cuentas es más habitual de lo que parece, Cínica. Por desgracia, pero es así. Si no tienes un título universitario, la gente te menosprecia. Imagino que será un comportamiento replicante, tipo "lo hace la mayoría, lo hago yo" o quizás, de un escondido complejo de inferioridad del que lo realiza, o quizás de una necesidad de estar por encima "de" -ahí enlazaría con el instinto de supervivencia, que parece ser que nos negamos a reconocer que lo tenemos; más socializado y tal, pero lo tenemos-. Me refiero a que ¿cómo sobrevivir en el reducto social en el que uno se mueve -ya sea éste el intelectual, el obrero, el aristrócata...-? Pues empleando los elementos que conforman ese ecosistema en particular. ¿Cómo demostrar que eres más que otro -con lo que, supuestamente, vas a recibir más atención, más buenas maneras, etc, etc.- en el espacio que compartís? Con algo que sea fácilmente identificable y reconocido por todos. No sé si me explico, ando algo espesa...
No tiene nada que ver, pero me ha venido a la cabeza algo que contaste sobre la biografía de Neruda, y lo bajo que cayó en tu escala de valores cuando supiste que fue capaz de perserverar hasta la extenuación pra conseguir el amor de una india, a sabiendas de que, por su religión y por el sistema de castas de su país, ella iba a ser repudiada de por vida y tratada como una animal, una vez hubiese aceptado caer un sus brazos... ¿Por qué será que muchos de los hombres preclaros de nuestra más reciente historia eran unos indeseables para algunas cosas? Bueno, me respondo yo solita: porque no existe la perfección y la maldad está dentro de nosotros. Aunque no sé si me sirve... Uffff, no sé.
Esstupenda -
Camus fue mi segunda lectura en francés y siempre le tuve cariño. Tampoco me cae bien Sartre a mi.
Me gustan mucho tus hitorias sencillas, tus historias únicas.